1a edición, Editorial Heidelberg (2021)
Tapa blanda
15 cm x 21cm, 109 páginas
La primavera y las ruinas recobra un sentido poético ya perdido; la decadencia no solo alcanza al espíritu del hombre contemporáneo, subordinándolo a transacciones fiduciarias, sino que lo invade todo como un virus que carcome las artes y la literatura, y que ha degradado a la poesía.
Las piedras han cedido a la moldura mercantil y solo las bodegas subsisten en un horizonte conformado por bloques de concreto. El Usurero Mayor ha pensado así: “La aplanadora terraplén de la ciudad producirá mano de obra servil para la gran obra usurocrática de la Tierra Prometida”; sin embargo, el eco de las sagas no agonizó en los meandros invisibles de las Thules prohibidas, sino que resurge como el tronco talado de las encinas mitológicas.
Quisiera que los poemas de este libro continuaran como el repetir incesante de un himno hasta vencer la vociferación que animan los corifeos de salón, y quisiera también que La primavera y las ruinas continuara en distintas direcciones, pero solo hay una… ¡La del alma!
Juan Pablo Herrera Castro