Descripción
1a edición, Ediciones Nueva República (2002)
Tapa blanda
15cm x 20.5cm, 112 páginas
«Michel Schneider y el malogrado José Cuadrado Costa no se entregaron, en las páginas que siguen, a un ejercicio inane de nostalgia pura, sino que, por el contrario y con la excusa de los tres personajes a abordar, tuvieron buen cuidado en fijar parámetros ideológicos para la lucha en nuestros días, aquí y ahora.
Esta es, pues, una obra de militantes y pergeñada para militantes. Y no podía ser de otra manera si atendemos a las trayectorias de todos ellos: estudiosos y estudiados. Schneider es ya un veterano luchador nacional-revolucionario, cuya trayectoria no deja lugar a dudas sobre sus objetivos últimos. Lo reconocemos, sobre todo, por su vasta e impagable labor editorial en Francia, pero también por no hacerle ascos a estar en primera línea de combate: su presencia en Moscú, en 1991, junto a nacionalistas, nacional-bolcheviques y neocomunistas rusos, resistiendo heroicamente a las tropas de asalto de Boris Yeltsin, es un buen botón de muestra. Sobre Cuadrado Costa, bien podemos decir que, en aquellos tiempos dorados (¿?) de la extrema derecha durante la transición política española, su voz discordante fue uno de esos escasísimos faros que nos iluminaron sobre qué caminos eran los auténticos y qué era inaprovechable ganga. Quienes hacemos posible Nueva República, al publicar estas páginas que, por fin, podemos ver en letra impresa y no en ajado manuscrito mecanografiado, estamos convencidos de haber contribuido a hacer añicos ese tópico que circula por ahí y que sostiene que Cuadrado Costa no ha sido profeta en su tierra. Cuadrado Costa no sólo no nos redescubrió a Ramiro Ledesma Ramos, sino que, afortunadamente, es un referente ineludible para todos nosotros en multitud de apreciaciones que afectan de manera sustancial a cuestiones ideológicas e, incluso, estratégicas. Sobre Ramiro Ledesma Ramos y los franceses Pierre Drieu la Rochelle y Robert Brasillach poco tenemos que añadir en estas párrafos iniciales, salvo recordar que han sido objeto, en mayor o menor grado, de nuestra atención, y ahí están como testigo las páginas de la revista Tribuna de Europa, que pueden dar fe de que estos tres personajes han sido, son y serán para nosotros, la quintaesencia de lo que debe ser un combatiente, un luchador europeo, la cabal encarnación de la síntesis entre pensamiento y acción. Todo comentario de más, repetimos, sobra ante el gran valor del texto que sigue a continuación».