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Descripción
2a edición, Editorial Tradición (1973)
Tapa blanda
16.5cm x 22.5cm, 413 páginas

La figura de don Agustín de Iturbide es la principal en este tomo II.

Gibaja no simpatiza con él. Los cargos que le hace son quizá más duros que los que lanzan contra el Libertador los liberales. Aunque, naturalmente, desde otro punto de vista. En el curso de la obra damos nuestro juicio en breves notas sobre esos cargos del autor.

Pero aunque a nuestro parecer sea injusto con Iturbide, Gibaja acierta al afirmar, cosa que nadie había hecho, que en 1821, después de todas las insurrecciones anárquicas dominadas por el gobierno virreinal, la masonería se propuso facilitar el movimiento de Iguala -el único que podía triunfar en aquellas circunstancias en virtud de sus Tres Garantías-, porque pensó que una vez consumada la Independencia, fácilmente lo desviaría. Creo que Gibaja lo demuestra.

Pero esto no quiere decir que ni que Iturbide fuera masón, ni que hubiera la menor insinceridad en sus planes. Se podría decir que Iturbide aprovechó todas las fuerzas, aún la masonería, pero sin pactar con ella.